Melchor García era el director de inversiones inmobiliarias de Mapfre hasta hace 9 meses, momento en el que se prejubiló con la intención de encontrar nuevos proyectos y motivaciones para esta nueva etapa de su vida.
Un tiempo antes, su mujer Pilar, le metió el gusanillo de Apadrina un Olivo, y fue en una visita a Oliete cuando Melchor se enamoró del proyecto y empezó a colaborar activamente echándonos una mano en la parte de contabilidad y finanzas.
“Allí, in situ, viendo el planteamiento, viendo todas las diferentes vertientes del proyecto, desde el punto de vista del pueblo y de la actividad que se crea para el pueblo, el tema de la almazara, el proceso productivo y los propios olivos las conversaciones que tuvimos aquel fin de semana con cada uno de los miembros del equipo…” hicieron que el enamoramiento fuese una realidad, nos comenta Melchor.
¿Por qué alguien debería apadrinar un olivo?
No solamente estás apoyando a una actividad agrícola, sino a una recuperación de la actividad de una comarca, estás ayudando a crear empleo, además empleo en personas con problemas y con dificultades… Con lo cual el conjunto de todo ello, es un elemento fundamental.
Hay un producto que es el aceite y pone en marcha una comarca entera en la España Vacía.
En resumen, nos explica Melchor:
- El aspecto emocional: tu forma de pensar, de ser, y de apoyo a un proyecto social.
- Es un proyecto que tiene un valor añadido que se ve de forma inmediata. No solamente estás apoyando a una actividad agrícola, sino a una recuperación de la actividad de una comarca, estás ayudando a crear empleo, además empleo en personas con problemas y con dificultades… Con lo cual el conjunto de todo ello, es fundamental.
- Y luego hay un producto que es el aceite y pone en marcha una comarca entera en la España Vacía.
Melchor y Pilar tienen ya 10 olivos, aunque empezaron teniendo 5, uno por cada miembro de la familia. ¿Cómo han llegado a ese número? ¡Melchor siempre pide que le regalen uno!
