El curso escolar ha vuelto a empezar y para nosotros este año es verdaderamente especial. El nuevo maestro de la escuela de Alacón, Carlos Sánchez, había escrito en la pizarra el primer día: «Bienvenidos a un curso inolvidable«. Lo será, seguro, y lo será sobre todo porque habrá curso.

Este verano, junto con el Ayuntamiento del pueblo, nos empeñamos en que el colegio no desapareciese. En julio, con tan solo dos alumnos, estaba desahuciado y no había esperanza. Pero tras un micromecenagzo rapidísimo gracias a nuestra comunidad pudimos salvarlo. ¿Cómo? Obteniendo los recursos necesarios para recuperar la huerta abandonada de Alacón y contratar a un nuevo agricultor que vieniese a trabajar la tierra y a instalarse en el pueblo con su familia. Así llegaron hasta nosotros los Saavedra-Molino que aportan al pueblo 8 niños más otro en camino.

Lo cuenta Marcos Navarro en el Diario de Teruel:

Gresamad dio la bienvenida al aula a sus nuevos amigos, con los que ya han compartido buenos momentos durante el verano. “Me parece genial que estén aquí porque creía que iba a cerrar el colegio, hasta que vinieron estos chicos nuevos y me alegré un montón. Si se hubiese cerrado la escuela habría tenido que ir al colegio de Muniesa”, explicó el veterano alumno, que considera “majos” a sus compañeros de pupitre.

El año pasado llegó a haber nueve niños en el aula de Alacón, pero “se fueron tantos que solo quedamos mi hermana y yo”, explicó el amable anfitrión. Junto a sus compañeros, ahora espera “aprender mucho, estudiar y pasar un nuevo curso”.

Las nuevas incorporaciones coinciden: están contentos con el cambio, les gusta el pueblo y les parece una experiencia nueva. Se palpa la alegría entre los hermanos y sus nuevos amigos. Más niños con los que jugar, más diversión.

La familia ya está instalada en una casa que cubre sus necesidades y cuenta con un amplio corral. José ya ha plantado más de 1.000 alcachofas en la huerta y la ilusión se vuelve a respirar en las calles de Alacón que hoy lucen un poquito más llenas.