EQUIPO

Sif Lauritsen: «Me interesa cómo un árbol que lleva en Oliete 300 años ahora está conectado a una mujer de Inglaterra»

Un día recibimos un mensaje desde Oslo, Noruega. Sif Emilie Lauritsen, una joven antropóloga danesa, estudiante de posgrado en Antropología, quería conocernos y venir a Oliete para centrar su tesis sobre la despoblación en España en Apadrinaunolivo.org. Conectamos al instante y ni ella ni nosotros dudamos un segundo: al terminar una videoconferencia, Sif corrió a comprar un billete de avión y un par de semanas después llegó a Oliete.

El el pueblo pasó con sobresaliente la prueba introductoria a base de croquetas, torreznos y tortilla de patatas. En apenas unos días ya estaba haciendo sus propias croquetas de borrajas y haciendo amigos en el bar, donde en pocos días ya conocía a todos. En el bar Bareta ha aprendido a dominar a la perfección esa expresión que en Aragón da nombre al hablar por hablar, sea en la calle o en el bar: «coger capazos».

«Hemos cogido unos buenos capazos», dice, después de largo rato intentando hacer en el bar una entrevista que parece imposible. En el enésimo intento, hablamos con Sif mientras paseamos hacia el Embalse de Cueva Foradada.

Pregunta: Naciste en un lugar de Dinamarca en el que solo sientes que has nacido, un lugar que figura en los documentos, pero creciste en un pueblo diferente. ¿Cuál es tu vínculo con cada uno de ellos?

Respuesta: Nací en Svenbdorg, que es la ciudad más cercana a mi pueblo. Pero he vivido en Brudager toda mi vida hasta los 21 años, cuando me fui a Svendborg a estudiar. Mi pueblo es muy pequeño, no hay bar, no hay tienda, no hay panadería… Cada vez que necesitamos algo vamos a otro pueblo para comprar y ver gente. Donde me siento en casa es en Brudager, mi pueblo.

P: ¿Cuántos habitantes tiene? ¿Es un lugar que haya sufrido despoblación en las últimas décadas porque la gente se haya ido a las ciudades o mantiene más o menos un número fijo de habitantes?

R: Creo que la despoblación es diferente en Dinamarca porque las ciudades están siempre cerca. Y por eso también Svendborg es una de las ciudades donde mucha gente de Copenhague y otros lugares quiere vivir porque está junto al mar, tiene cultura marinera y un gran movimiento artístico. Tiene unos 50 000 habitantes, pero mi pueblo creo que más o menos tiene unos 500. Hay muchos mayores, pero también cada año hay nuevas familias con niños que vienen y no sé por qué, pero creo que es por lo cerca que está de Svendborg.

La despoblación en mi país es diferente porque las ciudades no están lejos y es más fácil traer gente que quiere vivir en un pueblo pero necesita un trabajo, porque los que vienen no son agricultores, sino profesores, marineros y artistas, que pueden vivir donde quieren.

P: En los dos o tres meses que llevas aquí, ¿cuál es la diferencia más llamativa que has percibido entre Oliete y Brudager y las similitudes que más te han llamado la atención? ¿Has tenido algún tipo de choque cultural?

R: Sí, un pueblo aquí es otra cosa. Para mí un pueblo en Dinamarca es un lugar en el que solo puedes andar y saludar a la gente. No cogemos capazos muy largos, solo preguntamos “¿como estás?” y continuamos con nuestra vida. La gente pasa mucho tiempo en casa y en su jardín. Es una forma de salir y seguir en su zona íntima. En Dinamarca tú puedes estar en el jardín todo el verano.

Aquí los huertos están fuera de tu casa y a mí me encanta; es una manera diferente de usar el paisaje. Además aquí los huertos son más antiguos. Las casas están muy cerca unas de otras.
En mi pueblo solo nos encontramos en la calle y no tenemos un lugar para ir y tomar algo juntos y aquí es como… mis primeros días aquí fue un shock: ¿dónde está la gente, hay gente en Oliete o no? Me sentía sola en las calles, pero fue porque iba por las calles alrededor de la iglesia. Después encontré el Bareta y ahora sé dónde está la gente. Hay más vida social aquí, en Dinamarca no tenemos eso. Aquí solo necesitas ir al bar y ya.

Otra cosa es el horario de comer. Yo normalmente como a las 12, pero aquí decís que es demasiado temprano. En Dinamarca, además del desayuno, hacemos la comida principal a las 12 y la cena a las 6. Aquí la gente come o cena muy tarde. El día es más largo y social y con más comida y más sorpresas.

P: Te formaste y te sigues formando en Antropología y en algún momento empezaste a interesarte en la despoblación, no sé si a un nivel más global, porque es un fenómeno que no solo se da aquí, o si te enfocaste directamente en España hasta llegar a Oliete. ¿Cómo ha sido ese proceso? ¿Qué hizo que te interesases por la despoblación y concretamente en Oliete?

R: Quería hacer un trabajo de campo en España porque también viví en Barcelona antes y hay algo con la cultura y la historia española que me interesa mucho. Por eso estaba buscando qué podía ser interesante para mí, y yo sabía que quería estudiar algo relacionado con la agricultura, porque me interesa esa parte de la antropología que trabaja más allá del ser humano: cómo crea relaciones con los lugares, los paisajes y la tierra que habita. No es solo un estudio de gente, sino un estudio de gente en la tierra y los vínculos que crea.

Tardé poco en dar con el tema de la despoblación. Primero, en las redes sociales, estuve leyendo sobre esto y despertó una pasión en mí porque también es un gran problema en Dinamarca en la costa y en Noruega. Me interesa mucho porque también soy de un pueblo y doy mucho valor a la agricultura y ese tipo de trabajos que la gente no valora mucho pero que fuera de la ciudad está esa gente cuidando la tierra. Me interesa esa gente que se queda y la gente que vuelve a hacer ese tipo de trabajos. Y no solamente agricultura.

Sí, podemos estudiar ciudades grandes, empresas grandes, pero yo creo que es más importante estudiar lo demás, la gente normal que vive más allá. No solamente estudiemos las ciudades y así comprenderemos todo, porque hay iniciativas e historias muy importantes que contar en los pueblos. Cada vez más nos olvidamos de las historias de los pueblos. Me interesa políticamente pero también académicamente cómo la gente crea nuevas relaciones entre ellos y lugares que fueron en el proceso de desaparecer. Cómo crear algo nuevo o recrear algo antiguo en el contexto rural me interesa mucho. Hay mucha vida e iniciativas de ese tipo aquí y puedo aprender mucho.

P: ¿Cómo descubriste Apadrinaunolivo.org y Oliete? ¿Una cosa llevó a la otra?

R: Sí, así fue. Estaba buscando iniciativas de recuperación de huertos y de pueblos enteros en el norte. Pero en algún momento di con este proyecto, aunque no recuerdo cómo fue, creo que fue en un artículo. En algún momento encontré Apadrinaunolivo.org y me llamó la atención ese vínculo que también incluye los árboles. Me interesa porque los olivos llevan aquí más años que nosotros. Cuando la gente da valor a un árbol o a tradición de huerta, ¿ese valor qué significa y por qué significa algo? Yo estoy de acuerdo que los olivos antiguos tienen un valor, pero mis preguntas son más: ¿por qué tiene un valor? ¿Por qué necesitamos cuidar los olivos? ¿Qué tipo de relaciones se van a crear si podemos cuidarlos de una manera diferente y nueva?

Llegar hasta aquí fue muy rápido y espontáneo porque mis planes con la Covid-19 han cambiado muchas veces. Pero cuando encontré este tema de la España rural sentí como una pasión y ya está, eso es todo lo que necesitas para ir y hacer algo.

P: Lo llamativo es que hayan llegado a ese punto de abandono siendo árboles que han dado de comer a nuestros antepasados, para quienes eran su medio de vida…

R: Eso también me interesa mucho como antropóloga: cómo las cosas pasan en las familias de unos a otros y cómo cambia esa relación cuando no hay nadie que quiere los olivares. ¿Qué pasa con los olivos y cómo creamos una nueva tradición?

Para mí lo más interesante es encontrar una manera de hablar de despoblación, pero de ninguna manera quiero contar una historia triste porque eso no es la verdad. Hay cosas que ya no están, pero también hay cosas nuevas y gente nueva que llega, y yo quiero contar qué cosas pasan, no la historia triste del olivo que se murió, sino cómo en ese contexto todavía hay gente que da valor a su entorno, a su trabajo y a la gente que todavía está y crea relaciones duraderas porque si tú no podas un olivo, si no crees que esa relación va a durar y te va a dar un valor a ti y tú le vas a dar un valor al olivo…

Tú no vas a tu huerto si no crees que es una relación que va a durar. Cultivar no solo relaciones entre la gente, sino entre la gente y la tierra que tiene la esperanza de que algo va a quedar y algo va a crecer, eso me interesa.

P: No solo como algo que vas a ver si no que vas a dejar en herencia… Aquí los olivos se plantaban para los nietos. En ese abandono, que no es un simple irse, sino irse dejando algo tan importante atrás, ¿no hay un tipo de desconexión con los antepasados que roza el desprecio? Se ha roto una parte del vínculo con un antepasado que plantó ese olivo para mí cuando yo ni existía…

R: También hay una responsabilidad por nuestra parte de cuidar lo que todavía está y es algo que vale mucho.

P: Además de hacer aquí tu propio trabajo de campo, estás también haciendo ciertos trabajos como voluntaria para Apadrinaunolivo.org. ¿Qué haces en tu día a día en Oliete y Alacón?

He tenido la libertad de ir a lugares diferentes como voluntaria. Más o menos cuatro días a la semana trabajo en Apadrinaunolivo.org. A veces estoy con Sonia, Presen y Pili pelando alcachofas en la conservera y me encanta porque son mujeres muy fuertes. También he estado en el campo unos días pero la lluvia me ha dado problemas. Estuve podando y abonando, pero necesito ir más al campo. Por lo demás, he estado en la almazara con Montse, Yadira y Carlos llenando muchas botellas de padrinos, empacando pedidos para restaurantes, tiendas y personas que piden aceite y productos.

También he estado contigo, con padrinos y con Jaime para aprender más cómo son esas relaciones de personas que están fuera de Oliete, incluso más allá de España, que llegan aquí para ver su árbol. Me interesa esa manera de crear vínculos a través de algo tan local como un árbol que lleva en Oliete 300 años y ahora está conectado a una mujer de Inglaterra. Es muy raro y por eso quiero conocer a los padrinos, para ver por qué dan valor a ese tipo de trabajo y a esa idea. Cuando no estoy con Apadrinaunolivo.org, estoy con mis notas.

P: Y cuando no, estás en el bar, que es el punto de socialización por excelencia en los pueblos de España. ¿Qué tal llevas los capazos?

R: Muy bien. Es muy fácil conocer gente aquí y me encanta. Solo necesito entrar en el bar y yo sé que voy a encontrar a alguien que me va a contar historias divertidas. Aunque mi español ahora es mejor, los primeros días era horrible y la gente tuvo mucha paciencia conmigo. He encontrado solo gente muy amable que quiere ayudarme y hablar conmigo.

Deja un comentario

Cargando Captcha...